Thursday, May 20, 2010

Sigo aquí,
desde aquel entonces,
me confundo con un cuerpo sin tumba,
he visto los ojos sin espejos, derrotados,
he visto la sangre como seca,
la carne como tiesa, se ennegrece
los huesos, las larvas,
una quietud desesperada,
una mancha, sombras tantas.
He visto la luz entrar por la ventana,
caer opaca, desolada en el suelo.

Mi sangre, mi carne, mis huesos…

Sigo aquí,
desde aquel entonces,
susurrando con una voz que no se escucha,
cómo no soy íncubo obstinado,
ni lento fantasma divagante en pena.
Cómo este ser a nadie afecta, no estremece.
Aun así, desparramo largos segundos, crueles nostalgias,
una locura ensimismada,
tristes sonrisas y tristes miradas.
Mientras observo la luz morir por la ventana,
morir sola, derrotada y sin lamento.


V. (2010)